Hola a todos/as.
Calblanque es de esos sitios en los
que, en determinadas fechas y a determinadas horas, siempre es posible
encontrar un pequeño hueco de soledad con un inmenso espacio de
satisfacción.
Porque llegar al camino de entrada a buena hora de
la mañana, cuando el sol todavía luce esos tonos rojizos que embrujan
hasta al más insensible, y lo primero que encuentras es un Bisbita
común todavía algo aterido de la noche, algo te dice que hoy es uno de
esos días en los que vas a acabar contento... aunque sólo fuese por
estar allí.
Pero
no. A lo lejos, en uno de los campos de cereal, divisas con los
prismáticos unas figuras en movimiento... ¡¡Ahí están!!. Despacio, muy
despacio, te acercas. Y esperas. Hay tiempo. Toda la mañana si fuese
necesario... Ves con alegría como uno de los ejemplares de Avefría se
aproxima con cuidada cautela, pero sin miedo. Esa es una de las
sensaciones que más gusta cuando se está en el campo: comprobar, sentir
que no infundes miedo.
Y, como buen modelo, casi sin querer, con toda naturalidad, se dispone a picotear sin reparar en nada, de un sitio a otro.
Estar
así, como ausente de sus momentos, hace que sea posible ver cómo un
zorro también rebusca entre el matorral y que se esconda cuando aparece
una persona por la ladera del monte. Y cómo el zorro esperó
pacientemente a que pasase, para entonces huir en sentido contrario.
Tres horas han pasado. Y no te enteras.
Cuando el movimiento de gente es más abundante, hay que salir de allí.
En
las salinas, el Buitrón espera asustado sobre la valla metálica, pues
unos metros más adelante un ejemplar adulto de Culebra de escalera se
encuentra asoleándose en medio del camino. Por lo visto no le sentó nada
bien que la molestase, pues bufó irguiéndose un poco hasta alejarse
entre el saladar.
(http://herpetosmurcia.blogspot.com/2012/02/culebra-de-escalera-en-calblanque.html)
Al
fondo, junto a unas piteras, una Garcilla bueyera carroñea sobre el
cadáver de una oveja muerta, cuyas costillas a contraluz parecen
elementos arquitectónicos de una obra vanguardista.
Mientras,
en uno de los charcos que aún se mantienen en el camino, un Pardillo
por tal de beber, hace los equilibrios más inverosímiles. Pero unos
guiris (lo siento Richard) lo espantaron, al igual que a las Gaviotas
de Audouin que se encontraban en las motas, porque tuvieron que pasar
por el interior del vallado de las salinas.
Saliendo,
casi en el mismo sitio en que se encontraba el Bisbita común, un
Alcaraván herido en un ala intentaba pasar desapercibido,
camuflándose... pero esos enormes ojos amarillentos lo hacían difícil.
Sí. Contento. Justo como pensaba que podía ser.
Calblanque 18/2/2012
Bisbita común, Avefría, Buitrón, Garcilla bueyera, Pardillo común, Gaviota de Audouin y Alcaraván.
Saludos.
Antonio.
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