Cuando alguien decía aquello de que "la edad no perdona", tenía
razón... para determinadas cosas, claro. Y gracias a uno de esos olvidos
que la longevidad acrecenta (simplemente, en el aparcamiento de la
Desembocadura de Rambla Albujóndejé la mochila en el coche... y allí se
quedó hasta que me dí cuenta de que algo me faltaba...por lo cual volví
corriendo, con la suerte de que nadie había reparado en ella...). Como
digo, gracias a un olvido me fui al Carmolí, junto a la instalación
militar de Los Urrutias, donde pude disfrutar de dos descarados
Chorlitejo chico y de un Zarapito trinador, en un principio algo
asustadizo, pero que logró aguantarme a prudente distancia, y que se
puso quico a base de cangrejillos. Sólo la inestimable presencia de una
señora con su perro suelto pudo romper el hechizo del momento...
Saludos.
Antonio.
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